11 de mayo de 2008

Ariel Dorfman en el Festival de Cine de Derechos Humanos

Cuando le preguntan al escritor Ariel Dorfman de donde es, se le debe complicar un poco la respuesta. Sus padres rusos emigraron a la Argentina en 1912, apenas nació tuvieron que exiliarse en Estados Unidos, luego en 1954 se mudaron a Chile.
Dorfman ya no quería exiliarse más, adoptó a Chile como su nación pero por esas cosas de la vida tuvo que volver a partir. Su vida está profundamente ligada al exilio.
El autor chileno estuvo estos días por Buenos Aires para presentar en el Festival de Cine de Derechos Humanos, el documental sobre su vida titulado El largo exilio de Ariel Dorfman, inspirada en su libro Rumbo al sur deseando el norte. El director de la película es el canadiense Peter Raymont.
Los años que pasó Dorfman en Chile lo marcaron a fuego, tanto es así que varias de sus obras y libros tratan sobre los años duros del país trasandino: la dictadura de Pinochet, los torturados - su obra más destacada es La muerte y la doncella - Ensayos quemados en Chile, Viudas, entre otros.
El film de Raymont se filmó en Santiago de Chile, Buenos Aires y algunas pocas escenas en Estados Unidos donde Dorfman vive actualmente con su esposa e hijos.
Lo más destacado y emocionante de la película fueron las tomas hechas en el Palacio de la Moneda donde Dorfman se reunió con viejos amigos, militantes del socialismo como él, para recordar aquel 11 de septiembre de 1973, cuando el entonces presidente Salvador Allende fue derrocado por el General Augusto Pinochet. El autor era miembro del círculo íntimo de Allende y tuvo que exiliarse tras el golpe de estado.
A pesar de ser un ferviente defensor del socialismo, Dorfman no le guarda rencor al fallecido General chileno, "tan sólo hubiese esperado su confesión y arrepentimiento", dijo en un reciente reportaje a el diario La Nación.
El viernes pasado, luego de la presentación del documental en el Gaumont, Dorfman respondió a preguntas del público y habló sobre el día que murió Pinochet. Seguro que recordarán a esa señora, defensora del General, que apareció llorando desconsoladamente en televisión afuera del hospital defendiendo al reciente fallecido. Hizo un teatro de aquellos. Bueno, el hecho es que Dorfman se acercó a la señora para darle sus condolencias; la mujer se quedó muda como una estatua porque dadas las circunstancias, se habrá pensado que se le venia una linda puteada de un anti-pinochetista. Pero nada que ver, Dorfman fue muy caballero y le dijo que entendía su dolor porque él había pasado por lo mismo cuando murió Allende.
Sobre esta señora se refirió el escritor y muy sabiamente dijo: "Cuándo esta mujer está con dolor, yo no me digo ahí hay una fascista hija de puta, no digo eso. Lo que dice mi corazón es que aquí hay alguien con dolor, y yo sentí que frente a esa mujer yo lo que necesitaba era romper las murallas que a nosotros nos separaba. Yo tengo que compartir el mundo con ella, no me cabe otra; o digo que la mato o digo que convivo, es una decisión vital de valor".
Dialogar y comprender a los demás a pesar de las diversas diferencias que pueden existir fue el principal mensaje de Ariel Dorfman. Mucho de esto hace falta hoy en nuestro mundo.

Texto Katherine Gallo

1 comentario:

Anónimo dijo...

Che que sorpresa no habia visto el re-diseno del blog!

Che que buena nota esta sobre Dorfman! No lo tenia registrado pero con la nota me intero saber mas de el! Eso para mi es una nota existosa - prendiste mi curiosidad :)
Good work cheke !