22 de julio de 2007

Mi primera nota publicada en un diario...

Esta nota salió publicada en el diario de Venado Tuerto "El Informe" en diciembre del 2006.

EL DINOSUARIO ANTARTICO
Ricardo Ceppi, a 41 años de haber llegado al Polo Sur
Dejando huellas argentinas en el continente blanco
Se llamó “Operación 90” a la primera expedición argentina por tierra al Polo Sur. Fue uno de los diez miembros del Ejército Argentino que la integraron. Partieron desde la Base Belgrano y recorrieron 2.980 kilómetros ida y vuelta en 66 días.

El comedor de la casa en Venado Tuerto del suboficial principal Ricardo Ceppi se parece a un museo; es su pequeño museo personal. De sus paredes cuelgan fotos de sus diversos viajes a la Antártida, diplomas otorgados por el Ejército Argentino y lo que más llama la atención es una Bandera Argentina a la cual le falta una mitad. La otra mitad del paño quedó en el punto más austral de la Argentina, cuando flameó por primera vez el 10 de diciembre de 1965. Fue plantada por diez hombres argentinos que integraron la primera expedición terrestre que llegó al último rincón del mundo: el Polo Sur.

A los 75 años, Ricardo Ceppi sigue tan enamorado de la Antártida como cuando la pisó por primera vez a los 23. Tanto es su amor por el contienente blanco que en 1955 junto a su esposa, Catalina Carmen de Ceppi, fueron el primer matrimonio en casarse allí. En su último viaje, hace cinco años, los integrantes de la base Jubany lo bautizaron “el dinosaurio de la Antártida”.

“El motivo de llegar al Polo Sur no era hacer un rally”, subrayó Ceppi. Argentina necesitaba pisar la porción antártica que reclamaba para reivindicar sus derechos sobre ese territorio. “Seguimos los pasos del General Hernán Pujato, él sabía de la necesidad que tenía Argentina de ir”, añadió. Cuando en 1955 el general Pujato fue relevado, le cedió su cámara de filmar y le dijo “tome Ceppi, siga usted”. Es así como registró con esa cámara, la travesía de la expedición denominada “Operación 90” (por la exactitud latitud sur del polo).

El viaje de 1965 se empezó a gestar con 10 años de anticipación. En 1955, Ceppi –con experiencia mecánica- fue el encargado de recorrer fábricas de tractores en Estados Unidos y Cánada en busca de vehículos adecuados para el trabajo que tenían que realizar para llegar al Polo. Bajo un convenio que Estados Unidos mantenía con los países latinoamericanos de cederles material bélico, el gobierno del ex presidente John F Kennedy donó los seis tractores snow-cats que se usaron para la primera expedición al Polo Sur. Ceppi les hizo 60 reformas antes de mandarlos como prueba a la Antártida.

El mayor obstáculo que tuvieron que sortear durante los 66 días que duró el reccorrido fueron las grietas. “Una grieta abierta no es peligro, las tapadas son el peligro. Nosotros perdimos ocho trineos con toda su carga de combustibles y víveres”, recordó. Al preguntarle si alguna vez tuvo miedo de no llegar al Polo, contestó con una sonrisa pícara que “No”. Y agregó: “cuando uno tiene tantos años de ir y venir, el miedo es cada vez menos”.

Uno de los compañeros infaltables de ruta fue el mate. La foto que más se destaca en su comedor es de un jóven Ceppi con barba, arriba de su tractor naranja bautizado ‘Venado Tuerto’ con mate en mano. En un estante de la misma habitación, donde exhibe sus recuerdos, aún conserva una flauta alemana que lo acompañó durante la hazaña. “Yo iba tocando la flauta”, mencionó riendose. “Con el gran frío, la flauta se desformaba y yo la metía en el calefactor del tractor para calentarla”, apuntó.

La emoción de llegar al Polo Sur fue enorme para los expedicionistas. Estaban trazando un nuevo capítulo en las páginas de la historía Argentina. Ceppi comparó ese sentimiento con el nacimiento de un hijo. “Yo siempre digo algo que creo que es lo justo: es lo mismo que cuando a uno le nace el primer hijo. Por lo menos es lo que yo sentí, una emoción tremenda”, reflexionó.

Los diez integrantes de la expedición argentina apagaron el motor de sus tractores cerca de la estación polar norteamericana Amundsen-Scott. Lo primero que hicieron al llegar al Polo Sur fue abrazarse. “Cuando nosotros llegamos, salió un tipo en calzoncillos blancos gritando ‘this is my problem, this is my problem’”. “Claro, nosotros mirábamos y pensábamos que todos estos estaban locos” contó Ceppi. El problema de aquel hombre fue que el Ejército Argentino había realizado la misión en secreto y nunca le avisaron a las autoridades norteamericanas. Llegaron sin anunciarse. “Después el jefe de la estación nos explicó la situación y nos invitó a dormir en la base americana, era una ofensa si no lo haciamos”, comentó.

La patrulla arribó de regresó a la Base Belgrano el 31 de diciembre del mismo año. Una de las anécdotas graciosas que recordó Ceppi es que cuando llegaron a Buenos Aires “la ofensa de los Estados Unidos terminó en que nos pasaron la boleta por los cuatro días de estadia en la base Amundsen-Scott. Nos cobraron los cuatro días con comida”, exclamó. “Algo tenían que patear”, ironizó alegramente el dinosaurio de la Antártida.
Por Katherine Gallo - Noviembre 2006

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este personaje me resulta muy interesante.
Cuando lei que los integrantes de la base lo habian bautizado “dinosaurio” (de donde es un dato menor) me vino a la mente la cancion de Charly, en la que esa palabra tiene una connotacion especial, relacionada al proceso militar. Y hete aqui que Ceppi es militar.
Mi pregunta es si cuando sus colegas lo bautizaron con ese nombre tuvieron en cuenta el doble sentido, o si lo hicieron a proposito.

Kathy dijo...

Muy buena observación Lau!
Si mal no recuerdo le pusieron dinosaurio porque es una de las personas mas ´viejas´ que ha visitado tantas veces el Polo Sur.